MIJARES 1570 metros



            La mayoría de los deportistas que han montado en bicicleta de carretera saben que tiene “algo” que engancha. No sabría definir muy bien porque se disfruta tanto encima de ella, aunque yo si soy capaz de identificar claramente que carreteras me gusta más surcar. Carreteras sin, o con poco tráfico, con curvas sinuosas, con vegetación en los aledaños y con pendientes continuas y prolongadas de entre 5 y 7%. Es decir, los puertos.

            Me gusta mucho. Muchísimo. Poner una marcheta desde la base de un gran puerto y aguantar un nivel de esfuerzo alto durante un tiempo prolongado, viendo poco a poco como vas alcanzando la cima, como vas dejando el precipicio a tu espalda, como la carretera va serpenteando sobre la ladera de la montaña. No tiene precio. A todo esto, se le añade la posibilidad de disfrutar de descensos rapídisimos, tumbando la bicicleta en cada curva, con un punto de riesgo que no deja disminuir tu nivel de adrenalina en sangre. Ciclismo en estado puro.
            Ayer tuve la suerte de conocer y ascender uno de los míticos puertos de Gredos, Mijares, desde Talavera de la Reina, 135 kilómetros, gracias a la compañía de dos Tritas (Álvaro y Luis). Fue una inyección tremenda de motivación. Tras Pedro Bernardo, El Pico y El Sidrillo, el próximo reto será ascender Serranillos, y continuar así, conociendo las sinuosas carreteras abulenses. No son las únicas, porque ya en el verano anterior dí buena cuenta de varios puertos famosos: Alpe d’Huez (en 3 ocasiones), La Covatilla (en 2), El Portillo y Peñanegra.

            Respecto a las competiciones, esperando mi debut en un Duatlón Olímpico (10kms – 40 kms – 5kms), este domingo en Malpartida de Plasencia, el cuál será un excelente test para el Campeonato de España de Duatlón. 

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