Al sumar el volumen (kilómetros) de entrenamiento de esta semana y comprobar la intensidad de los mismos, he llegado a la conclusión que estoy haciendo, quizá, un entrenamiento más dirigido a los triatlones de larga distancia que a la pruebas en las que voy a competir. De ahí, el titulo de esta entrada o post, que puede parecer incongruente, pero intentaré explicarles porque no, intentando, incluso, dar un sentido al mismo.
Existen muchos datos, pruebas y hechos que me hacen pensar que seré mejor triatleta de larga distancia que de olímpica/sprint. La principal es la razón genética, no me habrán congratulado con la coordinación, el ritmo (especialmente el musical) y la velocidad, pero estoy muy contento del nivel de resistencia cardiovascular y a la fatiga que tengo, y en particular de la capacidad de recuperación, tanto a nivel general, como a nivel muscular. Además, los resultados de algunos test realizados y mis sensaciones durante las competiciones y entrenamientos indican que probablemente tenga un umbral aeróbico alto, y sin embargo, un umbral anaeróbico bajo.
Diferencias entre fibras rojas y blancas |
Entonces… ¿Por qué no competir en larga distancia? Actualmente, existen varias razones que me empujan a competir en corta distancia, aunque se podrían considerar como “factores que dificultan mi paso a la larga distancia”.
El primero de ellos sería mi reciente incorporación al triatlón. Esta es mi segunda temporada realizando triatlón olímpico, y mientras siga progresando en tiempos y en marcas competiré en esta modalidad deportiva. Un estancamiento en dicha progresión facilitará el salto a la larga distancia.
Cuando realice este salto definitivo me gustaría competir de igual a igual (en características materiales) con los mejores triatletas. Eso requiere una gran inversión económica (casco aero, “cabra”, ruedas especiales...) que, de momento, no estoy dispuesto a realizar. Aún así, los parciales en el segundo sector (bicicleta sin drafting) de los triatletas elite están todavía muy alejados de mis capacidades actuales. Con lo que sería necesario, una gran adaptación y mejora física en mis prestaciones sobre la bicicleta a través de gran volúmenes de kilómetros.
Una típca "cabra" |
Los triatlones de media y larga distancia también requieren una preparación temporal mucho mayor. Existen épocas en las que la carga de trabajo me imposibilitaría llevar una preparación adecuada para un Ironman (triatlón de larga distancia).
Aún así, se está barruntando un lugar y una fecha para mi debú en la larga distancia: Sierra de Cádiz + Octubre = Titán. Sería un sueño finalizarlo en compañía de los otros dos Mosqueteros del Trita.
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