En
futuros post intentaré traducir y adaptar algunos artículos, que a mi juicio
resultan interesantes en relación a la actividad física, encontrados en
diversas webs, incluso atreviéndome a comentarlos (en cursiva). Artículos en cierta
sintonía con mi forma de concebir el ejercicio físico, en la que Hans Seyle y su SGA tienen mucha culpa.
Este autor definió el Síndrome General de Adaptación como la respuesta adaptativa no específica a
cualquier estímulo que pone en riesgo el equilibrio biológico. Es decir,
que la mejora de nuestra capacidad de
resistencia se produce por las adaptaciones
que se generan en el cuerpo después
de recibir un estímulo, entrenamiento, o ataque al equilibrio biológico
(llámalo como quieras).
El primer artículo es este,
publicado en la revista Outside,
y expone los posibles inconvenientes de las medidas de recuperación
post-entrenamiento. Como, a día de hoy, todas las revistas especializadas
contienen publicidad de empresas del “sector
de la recuperación” no vais a encontrar este tipo de artículos en ellas.
En nuestra obsesión por minimizar el
daño producido por el ejercicio físico, puede que hayamos perdido la razón
principal por la que practicamos ejercicio físico: forzar a nuestro cuerpo a adaptarse y hacerse más fuerte.
No le hagas los deberes, nunca se adaptará (aprenderá) |
En el Proyecto Oregon de Nike, un
Centro de Alto Rendimiento para corredores de Beaverton, los atletas tienen
acceso a todas las ayudas de recuperación post-entrenamiento imaginables. Así,
cuando Jackie Areson, 24 años, Campeona de la Liga Universitaria por la
Universidad de Tenesse ingreso en el centro, ella estaba deseando probar las
ventajas que le proporcionaría las rutinas de recuperación post-esfuerzo.
Sin embargo, su nuevo entrenador, el fisiólogo
del ejercicio Steve Magness, le dijo
que hiciera exactamente lo contrario, llegándole a decir que “Aprende a que tu cuerpo recupere por sí
mismo”.
Esta teoría va en contra de las
ingesta de soluciones recuperadoras, baños de hielo o masajes. Estamos obsesionados
en borrar el dolor, la fatiga o inflamaciones post-entrenamiento, sin embargo,
algunos entrenadores y científicos de alto nivel han adoptado una nueva línea
de pensamiento: el estrés (entendido
a nivel deportivo) es algo bueno, porque
fuerza al cuerpo a adaptarse, a repararse a sí mismo, y volverse más fuerte.
Muy en la línea de Hans Seyle, allá por
1936.
Las raíces de este enfoque se
remontan a un pequeño estudio de una Universidad japonesa donde se concluía que
tras un entrenamiento de fuerza había menos ganancia de fuerza en el grupo que
tras los entrenamientos tomaban un baño de hielo que en el grupo que no lo
realizaba. ¿Podrían existir otras
medidas de recuperación post-entrenamiento contraproducentes para la mejora
física? En realidad, muchas de ellas.
Pan para hoy, hambre para mañana |
Por
ejemplo, los entrenadores siempre han visto las inflamaciones post-ejercicio
como un enemigo a eliminar para llegar bien a la siguiente sesión de
entrenamiento. Pero en realidad, es parte fundamental del proceso de
entrenamiento. El ejercicio puede dañar el tejido muscular, produciéndose una
inflamación debido a la circulación de leucocitos para su recuperación. Los
Aines (ibuprofeno y similares) o el uso de hielo en la zona afectada reduce la inflamación a corto plazo, pero a largo plazo podría estar inhibiendo
la adaptación, según Jonathan Leader,
fisiólogo del Instituto Inglés del Deporte. “Necesitas el daño y la inflamación
para que el cuerpo se autorepare”.
Algo similar ocurre con los suplementos de antioxidantes. El
entrenamiento de resistencia puede generar un alto nivel de radicales libres
tras el entrenamiento. La opinión convencional es que los antioxidantes ayudan
a disminuir y a limitar el daño de estos radicales libres. En cambio, Jeff Combes, de la Universidad de
Queensland, Australia, encontró hasta 23 estudios que sugieren que los
antioxidantes pueden interferir en las
adaptaciones al entrenamiento. Uno de ellos concluía que las vitaminas C y
E bloqueaban las ganancias en la sensibilidad de la insulina.
Los entrenadores y científicos advierten
que no todas las medidas recuperadoras
son malas. Más bien, es cuestión de permitir
a los procesos adaptativos del cuerpo su desarrollo natural, no
acelerándolos en exceso poniendo en peligro la adaptación. Con lo que hay que
considerar qué métodos de recuperación son más útiles y efectivos en cada caso.
Stellingwerff, Magness y Leeder
aconsejan a los deportistas con los que trabajan periodizar los métodos de recuperación según su etapa de formación Durante los periodos de entrenamiento intenso, el
objetivo principal es desarrollar/adaptar el propio cuerpo, así que todo lo que
interfiera en las adaptaciones del entrenamiento debe ser evitado. En época competitiva, el enfoque cambia, y los
métodos de recuperación tienen su importancia para llegar en plena forma a la
competición. Por ejemplo, la maratoniana Alvina Begay utiliza la
criosauna de Nike aprenas dos semanas antes de su gran competición. “En ese momento, no estamos demasiado preocupados por
la pérdida de adaptaciones a largo plazo” afirma Magness. “Estamos centrados en
la competición”.
Grado de conformidad con el artículo: 100%.
Pues lo tienen jodido algunas marcas-empresas....
ResponderEliminarXxx
ResponderEliminarDificil equilibrio entre lo natural y forzado....y sobre todo el círculo de hacerlo por algo concreto o recurrir siempre a la ayuda externa...Baño o pastilla ante competición , o lesión ,o bien para estar mejor al día siguiente , y al siguiente hasta que reventemos...Prefiero baño a química...
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